Una frágil paz se vive y se respira en Ucrania. El alto al fuego a regañadientes entre los prorrusos y el Gobierno de Kiev, se musicaliza todavía hoy con algunos disparos aislados que amenazan con romper la tregua.

Es un pacto que coincide con muchas cosas, fortuitas para algunos, malintencionadas para otros: la tregua de Minsk, capital de Bielorrusia, coincide con el anuncio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de una súper fuerza de reacción inmediata capaz de llegar en 48 horas con soldados, aviones y misiles listos para atacar a cualquier parte del mundo (penínsulas, islas o fronteras); coincide también con más amenazas de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) contra Rusia; coincide con la cumbre de los lores del mundo: la OTAN, en Gales, el Reino Unido; coincide con una llamada telefónica hace unos días entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko; coincide con el fin del verano y el acercamiento del frío real del otoño (uso del gas); coincide también en que en este juego nadie es inocente, son solo los civiles, mujeres y niños en el este de Ucrania, que ven cómo se cruzan las balas entre unos y otros, balas de ambos lados que dicen luchas por la paz.

Paradoja ucraniana que hoy muestra la debilidad del mundo polar. Hoy analizaremos la deseada Ucrania en "Detrás de la Razón".