Un estudio realizado por la científica Mujica-parodi demuestra que los olores modifican el comportamiento humano. Reunió a algunos voluntarios y les hizo oler unas ropas de personas que se habían tirado por primera vez en paracaídas, y luego les hizo oler el sudor generado por los mismos individuos tras hacer ejercicio cómodamente. Así descubrió que el rastro de la experiencia paracaidística activaba partes del cerebro asociadas con el miedo. De la misma manera, Katie Liljenquist, de la universidad de Birgham, Utah, demostró que estar en un ambiente con olor a limpio puede hacer que un sujeto actúe de manera más ética.