Es el caso en que un embrión originado en una fecundación típica, a partir de un único óvulo y un único espermatozoide, se divide accidentalmente en dos durante las primeras fases de su desarrollo, en un proceso que debe biológicamente considerarse de multiplicación asexual. El resultado puede llegar a consistir en dos embriones viables, llamados gemelos monocigóticos o gemelos univitelinos,4 por derivar de un solo cigoto, o gemelos idénticos, porque coinciden en todos sus rasgos. La bipartición del embrión se produce acompañando a la proliferación celular, en la que sólo está implicada la mitosis, un proceso de reparto de material hereditario que distribuye copias idénticas de la dotación genética. Como consecuencia, los gemelos monocigóticos comparten inicialmente, de manera absoluta, el 100% de sus genes aunque pequeñas variaciones genómicas que acompañan al desarrollo de cualquier persona, conducirán a una generalmente imperceptible diferenciación mutua.