Ni Errejón con sus adiciones, ni Begoña la comisionista o el tándem Koldo-Ábalos son los problemas más graves de la izquierda española.

La tara principal de nuestra progresía, además de su incoherencia e ineptitud, es su amoralidad.

El centenar de muertos y los destrozos causados por la DANA, que ha devastado la región valenciana y zonas de Castilla-La Mancha, no puede endosarse resignadamente, a la ‘madrastra naturaleza, al ‘cambio climático’ o a la socorrida ’fuerza mayor’.

Tanta tragedia sólo se explica por una monstruosa incompetencia.

Que adornaron ayer el PSOE y sus compinches en el Congreso saltándose el duelo, para asaltar RTVE.

Obedeciendo órdenes de Sánchez, que volvía de hacer el indio en la India, la sumisa Armengol suspendió la sesión de control, instando a todos los diputados a focalizarse en el drama, pero mantuvo a hurtadillas la votación para consumar la ocupación del Consejo de Administración del Ente.

Y ahí se retrataron esos miserables.

Rufián no perdió la ocasión de dar lustre su apellido. Patxi López, volvió a demostrar lo poco que le importan los inocentes muertos, sea en una inundación o de un tiro en la nuca. Y la ministra Montero, gesticulante vicepresidenta de Sánchez, dejó patente que el cinismo y la hipocresía no tienen secretos para ella.

Acto seguido, los socialistas anunciaron que no harán declaraciones públicas durante tres días, debido al luto nacional.

Lo dice el partido que, con la inestimable ayuda de El País y la Cadena SER, manipuló electoralmente en 2004 el más brutal atentado de nuestra Historia con declaraciones propagandísticas a todas horas.

Que nadie se engañe. Los tres días de silencio del PSOE son un paréntesis para evitar dar explicaciones sobre los escándalos que zarandean al sanchismo, los últimos de ellos, el registro del despacho del fiscal general por orden del Tribunal Supremo, en el que los agentes de la UCO se llevaron hasta el teléfono móvil de García Ortiz y la imputación de otros dos delitos a la mujer del amo del cotarro.

Una vez más y van ya centenares, la Coalición Frankenstein no ha estado a la altura de España.

Pueden aprobar a traición un decreto para asentar la condición de Telesánchez que ostenta RTVE. Meter en el consejo del ente a la autora del bulo de los dos DNI del juez Peinado. Inflar con millones a los periodistas adictos al régimen. Robar a manos llenas.

Lo que quieran.Todo será inútil.

Cuando la actuación de un Gobierno, la conducta de sus ministros y las peripecias de sus amigos, parientes y asociados, se dilucidan, punto a punto, en los tribunales de Justicia, huir como pollo sin cabeza -como hace Sánchez- no sirve de nada.