Suelo recurrir a una frase, cuya autoría en este caso es mía, y que tiene que ver con el momento en el que un nuevo equipo de gobierno accede a una administración, ya sea municipal, autonómica o central; ¡ojo a los que llegan que cuando abran todos y cada uno de los cajones pueden salir ratas a morderles la mano! Mordiscos en forma de facturas pendientes, deudas, impagos... con el agravante de que no suele saberse en muchas ocasiones ni a quién se debe ese dinero, ni cuando se ha gastado y ni siquiera, a veces, a quien se debe.
Esa historia se repetirá en España por tercera vez en democracia. La primera ocasión fue en 1996, cuando Solbes -que ganó el famoso debate de Antena 3 frente a Manuel Pizarro aunque acabó reconociendo que el ex presidente de Endesa tenía razón- dejó la caja del Estado vacía. Aznar y su equipo tuvieron que pedir un crédito a Emilio Botín para pagar las pensiones del siguiente ejercicio.
La segunda vez fue en los primeros meses de 2012, cuando Zapatero dejó tiritando nuestra economía, año y medio después de haber congelado las pensiones y recortado el sueldo a los funcionarios en un 5 por ciento. Rajoy tuvo que evitar la intervención de España por los hombres de negro de Europa. ¡Luego llegan de nuevo los socialistas y acusan al PP de recortar! ¡Si los únicos que habéis recortado sois vosotros, socialistas!
Ahora, por tercera vez, el PSOE va a dejar España en la maldita ruina. ¡Apártate ya, Pedro, que llegaste al poder por obra y gracia de un bolso y deja, de nuevo, a los que saben, restañar el agujero que dejas!