La Justicia es, a veces, esa curiosa 'tela de araña', que atrapa a los mosquitos pero deja pasar a los moscardones. Tal ocurre en no pocas ocasiones en España, donde al ciudadano corriente se le aplica una vara de medir recta y dura, mientras que a muchos políticos, como estamos viendo con los golpistas catalanes, con una miríada de implicados en casos de corrupción (ya veremos lo que va saliendo del llamado escándalo de 'Tito Berni') u otros, se les sanciona de una forma mucho más suave.
Por no asumir, muchos políticos no sólo no acaban apechugando con responsabilidades penales sino que tampoco afrontan las políticas, como hemos visto con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que tras el varapalo que le ha propinado el Tribunal Supremo, obligándole a restituir en su puesto al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, no da su brazo a torcer y se niega a dimitir.