Llevo en esto, tan divertido e ingrato que es el Periodismo, casi 50 años, de los que dediqué las dos terceras partes a recorrer el mundo, cubriendo guerras y desastres provocados por el ser humano.
Y una de las cosas que más vívidamente quedaron grabadas en mi memoria es que el soldado herido en la batalla, el que se echaba las manos al vientre para tapar la hemorragia desatada por la metralla en sus intestinos, siempre se acordaba de su madre.
Lo entiendo, porque yo quise a la mía con locura y su figura, su rostro, su voz, es algo que siempre me vuelve a la mente en los momentos duros de la vida.
Pues a partir de ahora y por mor de estos idiotas que nos gobiernan y en virtud de la recién aprobada Ley Trans, la madre queda sustituida en el Código Civil por el ‘progenitor gestante’.
Si hace sólo 5 años alguien me hubiera dicho que en España te podrían mandar a prisión por matar a escobazos a una rata, que los violadores y pederastas saldrían en rebaño a la calle o que, con 12 años, a un chaval le bastaría el permiso de un juez para cambiar de género, me habría reído y concluido que el informante estaba pasado de copas o mal de la cabeza.
El proceso de agilipollamiento de la sociedad española es tan profundo, veloz e intenso que hemos prácticamente obviado que Sánchez y los socialistas pastelean con terroristas vascos y se abrazan a golpistas catalanes.
Y lo acongojante es que tanto desatino no es obra de una minoría sectaria, iluminada y sexualmente enferma, sino consecuencia de la apuesta que el PSOE en su conjunto hace por la necedad y el disparate.
Una tipa licenciada en Psicología, sin más experiencia laboral que unos meses en la caja de un súper, promocionada digitalmente por el jefe de un partido del que se hizo novia, está implantando un catálogo de esperpénticas leyes de ingeniería social.
Acompañada de la ‘Banda de la Tarta’ del Ministerio de Igualdad y por cortesía del presidente más vanidoso de nuestra Historia.
Desde hoy y si Pedro Sánchez quiere, puede proclamarse presidenta, acudir al registro para afirmar es en realidad Purita Sánchez, y sin más empezar a mear en los baños de mujeres de La Moncloa o el Congreso.
Y si al final, como merece, fuera juzgado y condenado por felón y traidor, iría a una cárcel femenina. Compartir calabozo y vestuario con las presas.
El PSOE y sus compinches han institucionalizado la tesis de que la maternidad es un estorbo, el embarazo una enfermedad y el sexo con niños algo ‘natural’, casi tanto como hacérselo con una cabra o una vaca, procurando no causar lesiones.
Y frente a este derroche de estulticia, que estos mamarrachos llaman ‘progreso’, los Page, Lambán, Vara, Puig, Calviño, Marlaska o Robles, aplauden como focas de circo.
Dentro de 100 días tenemos elecciones y no estaría de mas que cuando se acerquen ustedes a la urna, tengan esto presente.
Hay que echar a los socialistas de las instituciones, de los ayuntamientos, de las empresas públicas y de los parlamentos y no sólo por ineptos, corrupt