Vivimos tiempos cutres, en los que la imaginación brilla por su ausencia y prosperan los necios, pero hubo una época no muy lejana en que hasta nuestros progres relumbraban.
Estoy hablando de una etapa en la que no había redes sociales ni leches en vinagre y el personal se estrujaba las meninges, para acuñar frases redondas.
De esa época, en la que yo andaba por la Universidad, son aquello del ‘prohibido prohibir’, ‘que importa el sexo si el amor es puro’ y lindezas parecidas.
También una frase tremenda, de cuando el feminismo feroz estaba en sus albores y que hoy nos viene al pelo:
“Superaremos el machismo el día que haya tantas mujeres ineptas como hombres inútiles en puestos de poder”.
Pues ya lo han conseguido y gracias al socialista Pedro Sánchez y su comitiva de tarugos.
Esta peste de Gobierno que nos ha caído encima está en shock, porque son ya 14 los delincuentes sexuales beneficiados por la ley del sólo sí es sí de Irene Montero y la ‘panda de la tarta’.
Entre los favorecidos por el bodrio jurídico ya hay uno que exige una indemnización al Estado por los 3 años que purgó de prisión.
Una chapuza antológica, que obliga a reformar a toda prisa la norma.
En cualquier caso, el daño es irreparable.
No cabe duda de que la consorte de Pablo Iglesias, ministra de Igualdad, departamento impulsor del engendro, es una sectaria y una ignorante, pero no nos engañemos: el anteproyecto de ley pasó por varios ministerios y fue aprobado de forma colegiada por el Consejo de Ministros, con su jefe al frente.
Y todavía tienen la desfachatez de criticar a los jueces, llamarles ‘machistas’ e instarles a estudiar y formarse.
Se confirma lo que todos sospechábamos: estamos en manos de tontos, tontas y tontes.
No se si los españoles, por haber sido tan atrofiados a la hora de votar hace cuatro años, nos merecemos un suplicio así, pero tengo claro que España no se lo merece.
Hay que echarlos.