Alfonso Rojo: “El problema de ‘Pegasus’ no está en el CNI sino en la traición de Sánchez, aliado de Bildu y ERC”

Periodista Digital 2022-04-26

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Esto tiene un nombre: traición.

Pedro Sánchez necesita a los golpistas catalanes y a los proetarras vascos para poder seguir durmiendo a pierna suelta en La Moncloa y es capaz de desguazar el CNI, el servicio de Inteligencia español, para agradar a los facinerosos.

El líder del PSOE, con la aquiescencia de su partido, se apresta dinamitar un organismo clave en la lucha contra el terrorismo yihadista y en la seguridad nacional para satisfacer a los enemigos de España y lo va a hacer dando acceso a Bildu y a ERC a los secretos oficiales.

Vamos a ver: que el CNI comprara el mítico ‘Pegasus’ era obligado. Que haya usado esta sofisticada herramienta informática para espiar a terroristas, separatistas, proetarras y a los que maniobran para erosionar nuestra democracia y acabar con la Constitución, también.

El problema no está en el CNI y en sus agentes, sino en el Gobierno socialcomunista, que se ha echado en brazos de quienes representan una amenaza para los intereses nacionales. Lo anormal no es que el CNI investigara al separatismo, sino que Sánchez gobierne gracias al separatismo.

Eso es lo que resulta verdaderamente asombroso: que Sánchez uniera su futuro político a una banda de golpistas.

Y como ahora esos malandrines están apretándole las clavijas y hasta le amenazan con forzar su salida de La Moncloa, algo que no harán porque perderían sus chollos, todo lo que se le ocurre a Sánchez es entregar a los sediciosos una pieza clave en la defensa nacional.

El cutre aperitivo de lo que se avecina lo tuvimos el pasado domingo, cuando Sánchez envió a Bolaños a Barcelona, para que se postrase ante la Generalitat de Cataluña.

Bolaños asumió sin remilgos el papel: dejó hasta que le quitasen el móvil, antes de entrar a reunirse con una simple consejera.

Ignoramos si lo cachearon en la puerta, pero no sería extraño, dada la indignidad en que chapotea el PSOE, que tuviera que bajarse los pantalones, poner4se los calzoncillos a media asta, inclinarse hacia delante y aceptar resignado un registro corporal de ‘agujeros’, como esos que se ven en las películas carcelarias.

Como dice al principio, esto tiene un nombre: traición a España.

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