El semanario británico, a toda página, solo por detrás de lo que sucede en el polvorín de Oriente Próximo, detalla la debilidad parlamentaria del marido de Begoña Sánchez y cómo el Gobierno Frankenstein baila al compás que imponen los separatistas catalanes y vascos.
Y justo sale a la luz el artículo cuando el amo del PSOE, en un insulto más a víctimas del terrorismo y a todos los españoles de bien, se arrodilla de nuevo ante los herederos de ETA y acepta sumiso que Bildu actúe como prescriptor del funcionamiento de los cuerpos policiales y organice la ‘seguridad ciudadana’.
Entre los socialistas y los proetarras funcionan desde hace tiempo varios acuerdos, bastante opacos por cierto, porque los facinerosos vascos no presumen tanto como los de Esquerra de las cosas que sacan al Gobierno Sánchez.
Uno es ‘presos por votos’. Tú me apoyas en el Congreso de los Diputados, me das tus 6 votos, y hago que los asesinos terroristas todavía en la cárcel vayan saliendo a la calle.
¿Cómo? Enviándolos al País Vasco, a cuyo gobierno autonómico he transferido las competencias penitenciarias. Y luego, la consejera socialista a pachas con los del PNV, se encarga de darles el tercer grado y que se vayan de juerga los psicópatas, torturados y asesinos.
Otro apaño es el de Navarra. Tu me haces presidente del Gobierno y me ayudas a meter a la socialista Chivite en el regional y yo te entrego la alcaldía de Pamplona.
Eso y algún chanchullo sobre vivienda y desmemoria histórica es lo que teníamos, pero ahora se vuelve urgente aprobar unos presupuestos e igual que a Esquerra le ha dado el ‘cuponazo’ catalán para que colocar a Illa en la Generalitat, a Bildu -a los que veneran a quienes masacraron a 857 inocentes, hirieron y mutilaron a más de 3.000, secuestraron, torturaron y extorsionaron a miles- les permite diseñar la Ley de Seguridad Ciudadana, prohibir a la Policía o la Guardia Civil usar pelotas de goma y hasta decretar que escupir, desobedecer o insultar a un agente sea una falta leve, que se cancela pagando una pequeña multa en el peor de los casos.
No hay que leer ‘The Economist’ para enterarse, pero estamos en un país llamado España en el que la amnistía la redactan los golpistas condenados, se exonera de toda culpa a los estafadores de los EREs, se planea implantar la censura previa, se persigue al periodista no adicto y la seguridad en ellas calles se acopla al gusto de los okupas y de los herederos de terroristas.
Todo merced a la debilidad de Sánchez y a la absoluta falta de escrúpulos y de vergüenza del PSOE, el partido más corrupto, putero y ovino de Occidente.