Lo mejor de todo es que la ciudadanía en su conjunto identifica ya, sin matices, quién es el responsable de este desaguisado: el socialista Pedro Sánchez.

Al líder del PSOE ya no utiliza a los podemitas como 'puente' hacia golpistas catalanes y proetarras vascos, porque ha asumido él personalmente ese papel y ni siquiera le sirven como excusa o parapeto, para intentar aparecer 'moderado', porque se han difuminado y lo que antes daba la impresión de ser un Ejecutivo bicéfalo y con dos líneas, es visto ahora como uno solo: el Gobierno Sánchez.

Quizá sea exagerado decir que Podemos ha muerto, porque conserva cinco ministros en el Gobierno Sánchez, pero es indudable que ya no está en el primer plano.

Ha desaparecido del escenario y no sólo porque Pablo Iglesias, su fundador y dueño durante la pasada década, haya dejado sus cargos y se dedique a conspirar para hacerse millonario de verdad, que es lo que de verdad le quita el sueño.

La razón fundamental de la espectacular pérdida de poder y presencia de Podemos es el PSOE, que ha asumido sin ponerse colorado todos los postulados que inicialmente propugnaban los morados, incluyendo ahí desde el blanqueo de los proetarras al abrazo a los golpistas catalanes, pasando por la sintonía con los verdugos chavistas.

Lo he dicho muchas veces: el problema en España no son los Monedero, Iglesias y compinches, sino Pedro Sánchez.

El germen del mal está en el Partido Socialista Obrero Español, el partido heredero de los guardias de Asalto y milicianos socialistas que secuestraron el 12 de julio de 10936 a Calvo Sotelo.

Quizá, ahora que van a mover otra vez mucho lo de la ?Memoria Histórica' en TVE y medios afines al sanchismo, que fue Luis Cuenca, uno de los guardaespaldas del ex ministro de Obras Públicas, el socialista Indalecio Prieto, quien disparó en la nuca y mató en el sitio al líder opositor.

Tampoco que 50 de las chekas, donde en Madrid se torturó a mansalva y se asesinó sin piedad en los meses posteriores, estuvieron gestionadas por el PSOE.

A cada cual, lo suyo.