Con mucha tristeza pero con ganas de volver a recuperar la rutina; así vuelven a sus casas los pocos vecinos que quedan en la aldea de Noideirinho. Un difícil regreso para los que encuentran su casa totalmente calcinada. Aquí vivían entre 40 y 50 personas pero el fuego ha acabado con la vida de 16 de ellas, muchas familias enteras. En otra de las aldeas cercanas a la carretera de la muerte, Vila Facaia, también ha sido duro el regreso. Vecinos de todas partes han mandado alimentos. Manuel, el padre de Tania, se metió en un depósito de agua junto a una de sus hijas y su mujer. Son algunos de los pocos supervivientes de Pobrais. Un tercio de su población murió al intentar huir del fuego. Ahora, tras la dura vuelta a sus casas, toca hacer inventario de los daños, una tarea que podría durar varios días.
-Redacción-