Tienen la vista puesta en la emancipación pero algo les impide enfocar su objetivo. Solo uno de cada cinco jóvenes menores de treinta años tiene las llaves de su propia casa. Para el resto es imposible pensar en independizarse. El trabajo es el principal obstáculo. Más de la mitad tiene empleos temporales y, aun trabajando, uno de cada cuatro está en riesgo de pobreza. Los sueldos no llegan a los doce mil euros al año y, según el Consejo de Juventud, deberían multiplicar por cuatro sus ingresos para poder abrir la puerta de la emancipación.