Como el ordenador en el que usted trabaja es de la empresa podría pensar que lo que pasa por él pertenece a la empresa y que ésta podría hurgar e inspeccionar en los mensajes que usted envía. Pero el Tribunal de Estraburgo ha dicho de forma definitiva que sí, pero que tiene que advertirlo al empleado. El caso se dio en Rumania. Un trabajador fue despedido porque usó el correo corporativo para escribir a su novia y amigos. Es decir, se aprovechó de recursos de la empresa. Pero ahora el Tribunal de Derechos Humanos entiende que si bien él se aprovechó condena a la empresa porque se excedió y vulneró su derecho fundamental al secreto de las comunicaciones al no insistir al trabajador en que esos mensajes podían ser espiados.
-Redacción-