Obesidad, cambio climático, el hambre en el mundo... Grandes problemas para los que las Naciones Unidas han encontrado una pequeña solución. Incoporar los insectos en la dieta alimenticia.Escarabajos, gusanos, saltamontes y hormigas contienen la misma cantidad de proteínas y minerales que la carne y el pescado. Es más, tienen menos grasas. Sus beneficios están comprobados, porque ya se consumen 1.900 especies de insectos, sobre todo en Africa y Asia, donde su cría supondría, además, una oportunidad de negocio para los más pobres. Tan sólo hay una barrera que superar: el factor asco.