Una cámara oculta nos introduce en el presidio número 8 de Gldani, en Tiflis, Georgia. Un funcionario de prisiones, que ha tenido que huir a Bélgica, graba durante dos años la sistemática y brutal tortura de algunos carceleros a los reclusos. Insultos, patadas, golpes, violaciones frente a la mirada impune de los funcionarios de prisiones. Las imagenes, emitidas anoche en dos canales de televisión georgianos, sacaron a las calles a cientos de personas. La indignación y conmoción de numerosos ciudadanos se han transformado en protestas contra el gobierno de Saakashvili. El jefe del estado ha prometido castigar a los responsables de los abusos. Las primeras consecuencias políticas no se han hecho esperar. La directora del sistema penitenciario ha renunciado a su cargo.