En psicología social hay muchas versiones de dilema moral. Uno de los más socorridos es describir una situación donde para salvar a cinco personas se deba matar a una. Por ejemplo, un tranvía descontrolado va directo hacia cinco personas que no pueden evitarlo (van entre paredes o algo así), pero usted puede mover una palanca que desvíe el vehículo a un ramal, sólo que, antes de accionarla, alcanza a ver que hay un trabajador de espaldas y rompiendo el pavimento con un taladro neumático ruidoso. ¿Lo desvía? Es un muerto en vez de cinco, pero la responsabilidad es por un acto, no por una omisión. A los cinco los mata el tranvía desbocado. Al trabajador lo mata quien acciona la palanca.
Un equipo de la Michigan State University planteó este dilema y publicó los resultados en el journal Emotion. Los resultados fueron que el 90% de los participantes movió la palanca que desvió el tranvía. La gente es capaz de violar una regla moral si eso significa minimizar el daño. “Encontramos que el mandamiento No matarás puede superarse al considerar un bien mayor”, dice Carlos David Navarrete, quien encabeza el equipo. Como psicólogo evolucionista, Navarrete explora panoramas amplios, digamos: ¿por qué la evolución nos implantó juicios morales y cómo se ajusta la conducta a ellos? El problema del tranvía se ha empleado por décadas. Pero es la primera vez que el dilema se presenta no como una pregunta, sino como una acción en un experimento virtual “con todas las imágenes, sonidos y consecuencias de nuestra acción”. El estudio mostró también que quienes no movieron la palanca para desviar el tranvía resultaban más afectados. La razón es todavía desconocida. Pero podría ser que la persona se congele durante momentos de alta ansiedad, como ocurre al soldado que no dispara su arma en batalla, sugiere Navarrete.