Notas de Elena | Sábado 30 de julio 2016 | Jesús se mezclaba con las personas | Escuela Sabática
Sábado 30 de julio
El Señor está enviando a los errantes, a los débiles y temblorosos, y aun a aquellos que han apostatado de la verdad, un llamado especial a regresar plenamente al redil. Pero muchos no han aprendido que ellos tienen un deber especial de ir y buscar a estas ovejas perdidas.
Los fariseos murmuraron porque Jesús recibía a los publícanos y a los pecadores comunes, y comía con ellos. En su justicia despreciaban a estos pobres pecadores que con gozo oían las palabras de Jesús. Para reprender este espíritu en los escribas y fariseos, y para dejar una lección impresionante para todos, el Señor relató la parábola de la oveja perdida. Notad en particular los siguientes puntos:
Se dejan las noventa y nueve ovejas en el redil y se busca diligentemente a la única que se ha perdido. Todo el esfuerzo se realiza por la oveja desafortunada. Así también el esfuerzo de la iglesia debe dirigirse en favor de los miembros que se desvían del redil de Cristo. ¿Y se han apartado ellos muy lejos? No esperéis que regresen antes de que tratéis de ayudarlos, sino id en busca de ellos.
Cuando se encuentra a la oveja perdida se la trae de vuelta con regocijo, y esto produce mucha alegría. Esto ilustra la bendita y gozosa tarea de trabajar por los errantes. La iglesia que se ocupa con éxito en esta obra, es una iglesia feliz. El hombre o la mujer cuya alma es impulsada por la compasión o el amor por los errantes y que trabaja para traerlos al redil del gran Pastor, se halla empeñada en una tarea bendita. Y, ¡oh! ¡Qué pensamiento arrobador el que, cuando un pecador es así reconquistado, hay más gozo en el cielo por él que por noventa y nueve justos! las almas egoístas, exclusivistas, exigentes, que parecen temer ayudar a los que están en el error como si esto los contaminara, no disfrutan la dulzura del trabajo misionero; no sienten la bendición que llena todo el cielo de regocijo por el rescate de uno que se ha extraviado.
La iglesia o las personas que rehúyen llevar cargas por otros, que se encierran en sí mismas, pronto sufrirán una debilidad espiritual. Es el trabajo lo que mantiene fuerte a un hombre. La labor misionera, el esfuerzo y llevar cargas y preocupaciones, es lo que fortalece a la iglesia de Cristo (Notas biográficas, pp. 206-208).
Cuando los “publícanos y pecadores" se reunían alrededor de Cristo, los rabinos expresaban su descontento. “Este a los pecadores recibe decían— y con ellos come".
Con esta acusación insinuaban que a Cristo le gustaba asociarse con los pecadores y los viles, y que era insensible a su iniquidad. Los rabinos se habían desilusionado con Jesús. ¿Por qué él. que pretendía tener un carácter tan elevado, no se juntaba con ellos y seguía sus métodos de enseñanza? ¿Por qué se portaba tan modestamente, trabajando entre los hombres de todas las clases? Si fuese un profeta verdadero, decían, estaría de acuerdo con nosotros, y trataría a los publícanos y pecadores con la indiferencia que merecen. Encolerizaba a esos guardianes de la sociedad el que Aquel con quien estaban continuamente en disputa, pero cuya pureza de vida los aterrorizaba y condenaba, se juntara, con una simpatía tan visible, con los parias de la sociedad. No aprobaban sus métodos. Se consideraban a sí mismos como educados, refinados y preeminentemente religiosos; pero el ejemplo de Cristo presentaba al desnudo su egoísmo.
También los encolerizaba el hecho de que los que mostraban solo desprecio por los rabinos, los que nunca eran vistos en las sinagogas, acudieran a Jesús, y escucharan con arrobada atención sus palabras. Los escribas y fariseos sentían solo condenación ante aquella presencia pura; ¿cómo era, entonces, que los publícanos y pecadores resultaban atraídos a Jesús? (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 144, 145).
Notas de Elena para la Escuela Sabática | Lección 6 | Jesús se mezclaba con las personas | El papel de la iglesia en la comunidad | Tercer trimestre 2016