Notas de Elena | Sábado 2 de abril 2016 | Comienza el ministerio | Escuela Sabática

Carolina Padilla 2016-04-03

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Notas de Elena | Sábado 2 de abril 2016 | Comienza el ministerio | Escuela Sabática
Sábado 2 de abril
Cristo ha tomado toda medida necesaria para que su iglesia sea un cuerpo transformado, iluminado por la Luz del mundo, en posesión de la gloria de Emmanuel. Él se propone que todo cristiano esté rodeado de una atmósfera espiritual de luz y de paz. Desea que revelemos su gozo en nuestra vida (Profetas y reyes, p. 532).
Es propósito de Dios que su pueblo sea un pueblo santificado, purificado y santo, que comunique luz a cuantos le rodean. Es su propósito que, al ejemplificar la verdad en su vida, le alabe en el mundo. La gracia de Cristo basta para realizar esto. Pero deben recordar los hijos de Dios que únicamente cuando ellos crean en los principios del evangelio y obren de acuerdo con ellos, puede él hacer de ellos una alabanza en la tierra. Únicamente en la medida en que usen las capacidades que Dios les ha dado para servirle, disfrutarán de la plenitud y el poder de la promesa en la cual la iglesia ha sido llamada a confiar (Joyas de los testimonios, tomo 3, p. 205).
Debería considerarse cuidadosamente el verdadero objeto de la educación. Dios ha confiado a cada uno facultades y poderes para devolvérselos aumentados y mejorados. Todos sus dones nos son concedidos para ser usados al máximo. Él requiere que cada uno de nosotros cultivemos nuestros poderes y alcancemos la máxima capacidad posible de utilidad, para que podamos hacer una obra noble para Dios y bendigamos a la humanidad. Cada talento que poseemos, ya sea de capacidad mental, dinero o influencia, es de Dios, de modo que podemos decir con David: “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29:14) (Mente, carácter y personalidad, tomo l,pp. 102, 103).
“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; y la ciencia de los santos es inteligencia” (Proverbios 9:10). La formación del carácter es la gran obra de la vida; y un conocimiento de Dios, el fundamento de toda educación verdadera. Impartir este conocimiento y amoldar el carácter de acuerdo con él, debe ser el propósito del maestro en su trabajo. La ley de Dios es un reflejo de su carácter. Por esto dice el salmista: “Todos tus mandamientos son justicia,” y “de tus mandamientos he adquirido inteligencia” (Salmo 119:172, 104). Dios se nos ha revelado en su Palabra y en las obras de la creación. Por el libro de la inspiración y el de la naturaleza hemos de obtener un conocimiento de Dios {Patriarcas y profetas, pp. 646, 647).

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