Los venezolanos tenemos que estar muy contentos con lo que sucedió el pasado domingo con motivo de las elecciones municipales. Una vez más los venezolanos dimos una demostración de civismo, de capacidad para ejercer la democracia y vivir en libertad. Demostramos que no necesitamos tutores ni personajes entrépitos que se metan en nuestros asuntos internos con la pretensión de darnos lecciones sobre la manera de comportarnos como ciudadanos. También demostramos que los venezolanos no queremos matarnos. Que asumimos el sufragio porque amamos la vida y la paz. Todo esto quedó ratificado ese día, que no vacilo en calificar de histórico.
Ese día derrotamos a los fantasmas del terror. A los eternos agoreros. A quienes tenían planes siniestros para actuar contra las instituciones y las personas. Y por primera vez un sector renuente a aceptar el veredicto de las urnas electorales, que siempre ha apelado al recurso de descalificar el sistema electoral, no lo hizo. En esta oportunidad reconoció la voluntad popular y no reaccionó contra el árbitro.
Como por arte de magia, producto de la sensatez del pueblo, se esfumó la amenaza que acorralaba a la población y comenzamos a respirar un clima diferente, de distensión, de voluntad de convivir. Por eso la importancia de mantener la dinámica que generó el 8 de diciembre y la urgencia de profundizar en el análisis para apuntalar el logro alcanzado. Por mi parte, y desde este espacio, daré todo tipo de contribuciones para impulsar el dialogo de los diferentes sectores políticos, sociales y económicos del país. Comenzando con el programa de hoy, para el cual he invitado a dos analistas calificados, Maryclean Stelling y Óscar Schemel, a objeto de tratar lo sucedido el 8-d, los resultados electorales, el nuevo cuadro que surge y los desarrollos en perspectiva del proceso.