No solo el exceso de capacidad, también el aumento de las materias primas y, sobre todo, el precio de la energía le hacen la vida cada vez más difícil a la industria metalúrgica. La alemana Saarstahl AG, con su facturación de alrededor de 2.700 millones de euros, no tiene problemas. ¿Pero cómo reaccionará la empresa de alto consumo energético ante el cambio de modelo?