El objetivo es enseñar a volar a las crías de ave huérfanas o aquéllas más rezagadas para emprender largos vuelos migratorios.
Un planeador hace el papel de madre y anima a un grupo de grullas de 4 meses a emprender un viaje desde Siberia al sur de Asia.
En la actualidad, sólo quedan en Rusia 20 especies diferentes de grulla.
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