Los peligros del éxtasis se manifiestan tanto a corto como a largo plazo. Se han dado casos de muerte por reacciones severas tras su ingestión, incluyendo el descenso brusco de la temperatura corporal y los niveles de sodio en la sangre. Diversos estudios advierten sobre la necesidad de controlar la temperatura del cuerpo, evitar la deshidratación y solicitar ayuda médica inmediata en caso de una reacción adversa. A largo plazo los efectos neurotóxicos del DMDA se relacionan con síntomas psíquicos como confusión, depresión, insomnio, ansiedad severa y paranoia; y a síntomas físicos que incluyen tensión muscular, náuseas, visión borrosa, movimientos rápidos oculares, desmayos y escalofríos. Las investigaciones más recientes relacionan el consumo de esta droga con el deterioro de ciertas zonas del cerebro y la pérdida de memoria.