Navas salió como titular ante el Celta, en su último día en su casa de Nervión. Saltó al campo con sus hijos cogidos de la mano y con lágrimas contagiosas en los ojos. Posó junto a sus compañeros, con los ocho títulos que ha ganado para el Sevilla FC, jugó un poco con sus peques sobre el verde, se besaron y se dispuso a jugar por última vez. Emotivo es poco.