El hombre al que EEUU y la Unión Europea quieren aislar celebra estos días una gran cumbre en casa para demostrar que no está solo. La ciudad rusa de Kazán acoge al llamado grupo BRICS (creado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en una reunión de países de mercados emergentes que representan casi la mitad de la población mundial. La tarea pendiente del anfitrión, Vladimir Putin, es demostrar la creciente influencia del bloque, que Moscú usa para recrear el bipolarismo de la Guerra Fría. Pero, a diferencia de Rusia, algunos de los integrantes de los BRICS no están necesariamente enfrentados con EEUU: exportan sus productos a Occidente a la vez que pescan materias primas baratas en el castigado mercado ruso.
El presidente chino, Xi Jinping, comentó en su reunión con Vladimir Putin que en la situación internacional reina el caos, pero que la asociación estratégica de Pekín con Moscú es un vector de estabilidad. Dos años y medio después de lanzar su invasión a gran escala de Ucrania, Putin llamó a Xi "querido amigo" y proclamó que Moscú y Pekín trabajan para crear un orden mundial justo.