#DesdeDondeSea #PérezPirela #Biden #Sanciones #Decreto #Venezuela
Si Joe Biden no está dialogando ya con emisarios del gobierno venezolano, ha de hacerlo en breve. Lo que ocurre es que ahora aparenta tomar la línea dura para ganar terreno en la negociación. Se muestra peligroso, determinado, fuerte, para negociar desde una posición de superioridad con Nicolás Maduro. Algo similar hace la Unión Europea, que arremete con nuevas medidas coercitivas unilaterales contra ciudadanos venezolanos.
Luego de una breve pausa en las emisiones de su programa, Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela reapareció con un análisis de varios de los acontecimientos ocurridos durante los últimos días: la ratificación, por parte de Joe Biden, del decreto de Obama contra Venezuela y los coletazos de las ya mencionadas “sanciones” europeas, que esta vez abarcan a funcionarios del gobierno, de otras ramas del Estado y a dirigentes opositores que participaron en las elecciones parlamentarias.
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Ahora es el decreto Biden
El filósofo y comunicador político, reseñó, en primer lugar, el tema de la orden ejecutiva originalmente emitida por Barack Hussein Obama contra Venezuela en 2015.
“Fue aquel decreto que el demócrata, afrodescendiente y políticamente correcto Obama firmó para calificarnos como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional –rememoró-. Con esa orden ejecutiva pasamos a ser una amenaza para el país campeón en bombardeos, en invasiones, en guerras, el país especializado en atacar a otros pueblos. Su sucesor, Donald Trump, utilizó ese decreto hasta sus últimas consecuencias para sanciones, bloqueos, intentos de invasión y demás. Ahora comienza el mandato del demócrata somnoliento Biden, quien llega prometiendo villas y castillos y resulta que a un mes y dos días de ser juramentado no se le ocurre nada mejor que bombardear Siria”.
Señaló que Biden sigue los pasos de Obama, a quien le debe en buena medida estar en la Casa Blanca, junto con Bill Clinton y su esposa, Hillary, pues son ellos los que lideran y determinan las políticas dentro del partido Demócrata. “Tengamos en cuenta que Biden gana las elecciones no por méritos propios, sino por ‘méritos del coronavirus’. Sin coronavirus, el presidente reelecto sería Trump, que mantenía una economía más o menos estable e incluso tenía índices de popularidad aceptables. La pandemia hizo estragos en la economía. Trump perdió las elecciones por la pésima gestión enfrentando el coronavirus. Por lo demás, no creo que Biden dure más de dos años en el mandato y por eso el establishment de EEUU ya tiene pensado un reemplazo. Está avanzado de edad y no se le ve la fuerza necesaria como para llegar hasta el final”.
Subrayó que Biden ha hecho propio el decreto Obama, que ahora es el decreto de Biden. Termina así la alegría de tísico que generó su victoria. Como tantas veces lo dijimos acá, entre demócratas y republicanos no hay diferencias de fondo. Las habría, en todo caso, de forma, en los modos, en la metodología, en el marketing. Tomando como inspiración ciertos memes, Biden va a bombardear igual que los republicanos, pero pintando los símbolos de la paz y del movimiento LGBTI en los aviones, es decir, de forma políticamente correcta”.
A su juicio, en el gobierno de Biden están mostrando ya su peso los lobbies belicistas que plantean hacer la guerra porque EEUU está en bancarrota. “Todavía no lo está oficialmente, pero tiene una deuda impagable y está importando prácticamente todo, por cierto, de China. La guerra, efectiva y evidentemente, representa para ellos la única esperanza económica que les queda. La guerra es un motor de la economía y un EEUU moribundo económicamente necesita de ese motor para sortear la bancarrota de la que estamos hablando. En ese contexto debemos inscribir el decreto de Biden. EEUU necesita no una, sino varias guerras, cual paciente de coronavirus que le den respiración, oxígeno, que es la guerra como motor económico”.
Acotó que la supuesta moderación política de Biden ya es conocida por Venezuela, pues como vicepresidente de Obama, participó por omisión o por acción ejecutiva, en las medidas coercitivas contra el p