Carlos Alcaraz no conoce de límites. Cumplidos sus sueños con apenas 21 años recién cumplidos, el joven español tiene decidido ir por todo. Este domingo volvió a exhibir el hambre incontrolable que lo caracteriza, pero con un plus: aplastó al mejor tenista de la historia para consagrarse, por segunda vez consecutiva, en el torneo más valioso del planeta.
El número tres del mundo y ex líder más joven desde la creación del ranking en 1973, el murciano de 21 años envió un mensaje claro: de no mediar imponderables hará lo imposible por reescribir todos los libros. La tarde londinense de la final de Wimbledon lo encontró en estado de gracia. Se impuso 6-2, 6-2 y 7-6 (4) ante Novak Djokovic, que peleaba por la doble marca de los tiempos: ser el único humano singlista ganador de 25 Grand Slams -comparte el sitial con la australiana Margaret Court- y alcanzar las ocho coronas de Roger Federer en La Catedral.
Crédito: Wimbledon.