El sábado, luego del pase a octavos de final tras la victoria en cinco sets ante el australiano Alexei Popyrin (47°), el serbio exhibió la preocupación genuina que tiene por el futuro del tenis. Semanas después de la cirugía por la lesión de meniscos que sufrió en Roland Garros, el ex número uno sigue con vida en busca de su octava corona en Londres, pero lanzó una profunda observación: mantener el interés de las nuevas generaciones en el deporte de las raquetas, ante el florecimiento del pádel y del pickleball, dos actividades en auge.
"Más allá de los Grand Slams, que siempre van a estar bien, tenemos que descubrir cómo atraer a la audiencia joven. Tenemos suerte de ser un deporte histórico y globalizado, pero creo que hay una deuda en materia de cómo utilizar la popularidad, para comercializarla y capitalizarla. Estamos fraccionados como deporte", soltó el ex número uno del mundo, ganador de 24 torneos de Grand Slam.
La fracción tiene que ver con la cantidad de gente que puede vivir del tenis profesional. Por eso Djokovic avisó: "Pocas veces veo en los medios que se diga que sólo 350 tenistas, entre varones y mujeres, singles y dobles, viven de este deporte en el planeta. Me preocupa lo que pasa en la base, porque el tenis es global pero no accesible. En los clubes el tenis está en peligro. Si no hacemos algo el pádel y el pickleball convertirán todos los clubes de tenis en canchas de pádel y de pickleball. Porque es más económico. En una cancha de tenis se pueden construir tres canchas de pádel".
Crédito: Wimbledon.