Es muy probable que sigamos sin dedicar tiempo a lo importante y le dediquemos horas a lo accesorio porque esta es también la normalidad de nuestra política. Abrimos, pues, trimestre electoral, una especie de supertrimestre, y nada de lo que se haga o de lo que no sea haga y nada de lo que se diga va a escapar, otra vez, de la batalla electoral y partidista. Los acuerdos seguirán siendo imposibles y los ataques seguirán siendo permanentes, nada que no conozcamos y que no hayamos visto antes.