Pedro Sánchez lo va a tener en chino a lo largo de esta legislatura.
Sean unos meses, un par de años o la totalidad, hasta 2027, lo cierto es que el presidente socialcomunista va a tener que sudar hasta el último voto.
En cuanto falle alguno de sus socios de investidura, Juntos por Cataluña, ERC, EH Bildu o el PNV, todo lo que lleve el Gobierno PSOE-Sumar será rechazado sin contemplaciones.
Que es lo que pasó, precisamente, con la ley de amnistía, donde la negativa de Sánchez a incluir unos añadidos para que el terrorismo y el delito de alta traición estuviesen contemplados para poder amnistiar a Carles Puigdemont hizo que los de Juntos por Cataluña salieran por Peteneras y votasen en contra.
Vicente Vallés, en Antena 3, definió en menos de un minuto la situación que afronta el inquilino de La Moncloa y dejó patente que es algo que se le viene presentando desde que a mediados de noviembre de 2023 fue investido, una vez más, jefe del Ejecutivo:
En las pocas semanas que llevamos de legislatura efectiva ha habido cuatro votaciones importantes en el Congreso, dos las ha ganado el Gobierno y otras dos las ha perdido. Esto ya dice mucho sobre cuál es la situación, pero la derrota de hoy resulta especialmente preocupante para Moncloa porque supone una advertencia muy seria. Es verdad que sobre una obviedad por todos conocida, la advertencia de que la legislatura es como un funambulista que camina por un alambre sin que haya una red por si pierde el equilibrio.
Sentenció el periodista de la primera cadena de Atresmedia aseverando que si Puigdemont no logra sus exigencias, lo de la estabilidad gubernamental le viene importando un comino:
Dicho con otras palabras, si Puigdemont no quiere votar a Sánchez, Sánchez pierde la votación. Y si Puigdemont deja de apoyar a Sánchez, a Sánchez se le acaba la legislatura. Y con una desventaja para el presidente porque, si Puigdemont no consigue la inmunidad completa que exige, a Puigdemont la gobernabilidad de España no le importa nada en absoluto.