En agosto de 2017, Paris Saint-Germain daba el anuncio de que había adquirido al Barcelona al jugador brasileño Neymar (Mogi das Cruces, 5 de febrero, 1992), por una cifra que rondaría los 222 millones de euros, la cual lo convertía en el futbolista más caro de la historia. Ya más cercano, en septiembre de 2020, la empresa alemana Puma también daba a conocer que sumaba a Ney nada menos que 118 millones de euros, otra cifra descomunal que lo ponía cerca de los superlativos Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, para confirmarse entre los futbolistas mejor pagados a nivel mundial. Los lujos del astro hoy son incontables, aunque los que sobresalen a primera vista son un par de mansiones de 8 y 2.5 millones de euros que compró cerca de Río Janeiro, un avión Cessna y múltiples autos deportivos (un Audi RS7 Sportback, un Porsche Panamera, un Ferrari 458 Spider, un Maserati MC12, entre muchos otros), lo que contrasta con sus primeros años, cuando en casa no alcanzaba ni para comprar ¡galletas! Hace un par de años, en una entrevista para el youtuber “O Primo Rico”, Ney se animó a recordar algunos de esos pasajes de su infancia, siendo muy especial ese en el que su madre, Nadine Goncalves, le ofrecía disculpas por no poder comprarle alguna golosina. Ney confiaba tanto en sus cualidades que ese mismo día respondió: 'Mamá, un día seré tan rico que compraré una fábrica de galletas'', promesa que hoy puede cumplir. Tenía claridad en lo que decía, no había un gramo de duda en un niño que conocía sus alcances, sus cualidades y su potencial.Su padre, Neymar Santos, fue quien se encargó de pulir esas cualidades, muy especialmente esa pierna zurda que tanto le costó en sus primeros años, pero con la que hoy convierte los goles que valen cada uno de esos 222 millones de euros en que está valorado. Con solo 17 años y un mes de vida, el 7 de marzo de 2009, debutó con el Peixe en el Campeonato Paulista, lo que marcaría el inicio de una rica carrera que lo llevaría en 2013 al Barcelona para gestar un tridente de ensueño junto a Luis Suárez y el propio Leo Messi, y de ahí al PSG, club en el que hoy tiene la única deuda de convertirlo en campeón de Europa. Respecto a su selección, también ha sido prolífico su paso, a partir de su primer llamado en el año 2010, ya que pudo obtener la Copa Confederaciones y el Oro en Rio 2016, aunque todavía con el pendiente de lucir en Copa América y Copa del Mundo, teniendo una nueva oportunidad en Qatar 2022, donde está llamado a ser una de las figuras del certamen.