Hoy hace, exactamente, 451 años que los españoles derrotaron a los turcos en Lepanto.
Fue una batalla tremenda. El mayor combate naval desde que, 20 siglos antes, en Salamina, los griegos vencieron a los persas e impidieron que el sátrapa Jerjes se hiciera con Europa.
Lepanto fue un momento crucial de la Historia, porque la victoria cristiana frenó en seco a los otomanos y la expansión musulmana.
Sin Lepanto, donde quedó manco Cervantes y los españoles y sus aliados mataron a 40.000 turcos y liberaron a 12.000 esclavos, Occidente probablemente no sería Occidente y por las calles de Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, las mujeres tendrían que caminar cubiertas con velo.
Y lo inaudito es que hoy nadie conmemorara en España esa gesta.
No habrá actos oficiales y ni siquiera en los colegios o las Universidad se recordará la gesta.
Hagan ustedes un pequeño ejercicio y busquen en Google monumentos, plazas o calles dedicadas a Lepanto.
En Madrid van a encontrar una calle minúscula por la zona de Opera y poco mas.
Intenten localizar, también, alguna película dedicada al asunto, hecha por estos actores y cineastas a los que subvencionamos a granel con nuestros impuestos y que sólo producen pendejadas.
Ni una.
Pues bien. Dentro de dos semanas es el aniversario de Trafalgar, la batalla en la que la escuadra francoespañola, desastrosamente mandada por un almirante galo, fue pulverizada por los británicos de Nelson.
Trafalgar fue muy importante, porque frenó en seco a Napoleón y marcó el inicio de más de un siglo de dominio de Gran Bretaña sobre el planeta y ellos, los ingleses, bien que lo conmemoran.
Vayan ustedes a Londres y podrán ver la columna de Nelson, que domina Trafalgar Square y los cuatro leones hechos con el bronce de cañones franceses.
De verdad que hoy me da pena España.
Podríamos empezar revelando que los ministros y su jefe no solo no están dispuestos a apretarse el cinturón, sino que se suben el sueldo más que nadie.
Pero vamos a pasar, de momento, sobre ese insultante 4% y centrarnos en las ridículas ‘batallas’ que quitan el sueño a Sánchez y su cortejo de mamarrachos.
La Fiscalía del líder del PSOE, que ni pestañea cuando unos psicópatas homenajean a los terroristas de ETA, investigará si hubo delito de odio en la actuación de unos estudiantes que gritaban cafradas a sus amigas del colegio mayor de enfrente.
De las niñas de prostituidas en Baleares, nada.
De la chica abusada por el marido de Oltra, tampoco.
De los azotes a Mariló Montero, que calentaban a Pablo Iglesias, ni flores.
Y lo acongojante es que los periodistas, casi en bloque, muerden el anzuelo.
¡Que harto me tienen!