Cuando la gente, que es más inocente que un cubo, cree que el socialista Sánchez y sus compinches han llegado al fondo de la ignominia, estos mamarrachos comienzan a cavar para ir más hondo.
Digo esto a propósito del más reciente logro del sanchismo, ahora urdido por la indecente Meritxell Batet, que es meter a separatistas, golpistas y herederos de ETA en la Comisión de Secretos Oficiales.
Es tan disparatado, tan insensato, esto de dejar al CNI y a nuestras Fuerzas de Seguridad a los pies de los caballos, que sólo se me ocurre una palabra para definirlo: traición.
En cualquier caso, estoy convencido de que nuestros espías aplicarán aquí la doctrina que suelen implementar los agentes de la Policía y la Guardia Civil cuando no quieren que una investigación relevante y en curso se vaya al garete, porque aparece en la portada de El País, en los noticieros de la Cadena SER o en los informativos de LaSexta: no informar del asunto a los llamados ‘responsables políticos’.
Fue lo que hicieron cuando Pedro Sánchez, con la excusa de la pandemia, metió a Pablo Iglesias en la Comisión de Secretos Oficiales, cacicada que el Tribunal Constitucional anuló por ilegal hace un año.
Más trascendente y peligroso, que esto de arrodillarse ante Bildu y ERC, es que el Gobierno socialcomunista haya colado de rondón un cambio legislativo que, en teoría, faculta a Sánchez y a su cuadrilla para clausurar cualquier medio de comunicación online que no les rinda ‘pleitesía.
Les basta alegar, por ejemplo, que Periodista Digital publica ‘fake news’, termino que esta panda usa para etiquetar cualquier denuncia de su corrupción, ineptitud, estupidez o inmoralidad. Y ya está.
Es una vuelta más a la tuerca de censura de prensa y algo claramente inconstitucional.
Hasta ahora, tenía que ser un juez y tras pensárselo mucho, quien tomase una decisión de tanta gravedad y nunca lo hacen porque prima sobre todo el derecho a expresar y difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones, mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción, como recoge el artículo 20 de nuestra Constitución.
No he oído todavía una palabra del PP o de VOX al respecto, tampoco a los grandes periódicos, cadenas de televisión o radios, pero espero que se pongan pronto las pilas, porque a todos, sobre todo a los periodistas, nos va la vida en ello.
A nosotros, a Periodista Digital, no nos van a callar.
Como decían los soldados de los indómitos Tercios de Flandes: temor sólo de Dios.