Twitter ha tenido cerrada durante varios días la cuenta de la asociación de víctimas del terrorismo Dignidad y Justicia, donde ofrecía “una recompensa de 4.000 euros a cambio de información que lleve a la detención de terroristas etarras implicados en asesinatos".
Esa clausura no ha sido más el último y más chusco episodio de una larga historia de control censura y manipulación, en la participan todos los gigantes tecnológicos del llamado Big Tech: Amazon; Apple; Google; Facebook; Microsoft; Youtube… en aras de ese eufemismo que llaman ‘corrección política’.
Lo que al parecer llevó a Twitter a tomar esta decisión es en el vídeo, que acompañaba a dicho anuncio, se podían ver imágenes sobre los atentados cometidos por la banda terrorista.
La explicación de Twitter, que factura más de 2500 millones de dólares anuales y tiene un valor en bolsa superior a los 15 000 millones, es de aurora boreal:
"No puedes compartir contenido multimedia excesivamente gráfico (p.ej., heridas graves, torturas) —reza el mensaje en el que se anunciaba el bloqueo de la cuenta—. La exposición a escenas sangrientas gratuitas puede ser perjudicial, especialmente si el contenido se publica con la intención de provocar deleite en la crueldad o por placer sádico".
Vaya por delante que Twitter, que cerró para siempre la cuenta de Donald Trump, mantiene abiertas las personajes como el torturador Maduro, el etarra Otegi o las de los ayatolas iraníes, lapidadores de mujeres adúlteras y ahorcadores de homosexuales.
Y la pregunta es obvia:
"¿Le parece ofensivo a Jack Dorsey, el fundador de Twitter y dueño de una fortuna de más de 100.000 millones, que en las redes sociales se recuerden los atentados terroristas?
Al margen de eso, ¿sabe algo de Historia de España el iraní Omid Kordestani, actual CEO de la empresa?
Y, si lo sabe, porque este multimillonario ejecutivo que se define como informático y filántropo es un tipo culto y cosmopolita, ¿cómo es posible que considere ofensivo que la ciudadanía rememore el horror ETA?
A diferencia del PSOE, Pedro Sánchez y sus compinches, los de Twitter no se abrazan a los terroristas, pero no tiene un pase que traten también de ocultar sus crímenes.