PROBLEMAS EN EL TRANSITO EN VERANO DE MAR DEL PLATA PARTE 3 de 4 - AÑO 1970

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Solamente el aire salado sobre los eucaliptos y el gran número de letreros sobre los costados indica la proximidad de Mar del Plata, antes del puesto caminero y el "rond-point" de la avenida Constitución. No hay entradas imponentes, el espectáculo viene después. Quienes entran por el "Olivos" marplatense disfrutarán de su ensanche mientras verifican los nuevos "boliches" instalados, entre los que ahora se notan algunas parrillas al estilo de los "carritos" de la Costanera porteña. Otra novedad es la terminación de la rotonda en el cruce con la costanera, que por fin tiene su pavimento y algunos sencillos canteros. Llegando al centro, al enfrentar el edificio del Casino, yendo por el boulevard Peralta Ramos, encontrará otra cosa nueva: un semáforo que regula el tránsito para permitir el cruce de peatones que van a la playa. Más adelante, se aprecia la flamante instalación de alumbrado con "luz blanca" que se extiende hasta Playa Grande. Bajando por la bifurcación que orilla la Playa de los Ingleses, se verificará la buena realización que permite dejar reconstruida esa defensa de hormigón destrozada por la erosión marina.
El centro ya no dejará cumplir con el tradicional paseo en automóvil por la concurrida calle San Martín, esfuerzo que provocó no pocos infartos en los miles de conductores que debían maniobrar en una jungla de caderas, guardabarros y bocinazos. Para evitar esa congestión se ha prohibido absolutamente el estacionamiento en las calles San Martín y Rivadavia (entre San Luis y Buenos Aires) y se cerró al tránsito desde las 11 hasta las 24 horas por San Martín en el mismo trayecto. Como una compensación, se ha autorizado el estacionamiento frente al Casino y sobre la mano derecha yendo desde avenida Luro hasta Güemes. El propio intendente, coronel Pedro Enrique Martí Garro, ha aleccionado a la Policía Municipal de Tránsito (72 hombres) para que suavicen su trato con los turistas, que sean discretos y amables pero que apliquen rigurosamente las normas del Reglamento. Algo así como guante de terciopelo sobre mano de hierro. Sin embargo, la temporada turística atempera los ánimos y la severidad nunca es excesiva: entre una gama de multas que van desde 100 a 50 mil pesos, el promedio es de unos 1.000 pesos por infracción.Al mismo tiempo, se prevendrán abusos en las tarifas y precios de consumiciones en servicios públicos y privados, para lo cual bastará un llamado telefónico para que se movilicen simultáneamente la Dirección de Turismo, la Policía Municipal y el Comando Radioeléctrico. En un aspecto similar, se ha resuelto que al aeropuerto de Camet se lo considere como ubicado dentro del tejido urbano, para evitar tarifas excesivas de taximetreros con ambiciones de "self-made- man". Durante cinco meses 330.000 los vehículos que se amontonan en la ciudad atlántica por la temporada veraniega (de ellos, unos 50 mil son locales) y si se dispusieran uno al lado de otro ocuparían una superficie de unas 200 manzanas de terreno. Afortunadamente,

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