Cuando un futbolista convierte un gol esa concentración y nerviosismo del juego se convierte en un júbilo que algunos pueden manejar, y otros no. Y los que no lo pueden manejar hacen el deleite de todo el mundo al ver esos festejos realmente alocados. ¡No vas a parar de reírte!, en especial con Neymar que evidentemente tiene una habilidad innata para el festejo.