Nueve minutos conduciendo a toda velocidad y en dirección contraria perdiendo bombonas de butano. Fue el broche final a una noche de fiesta en Barcelona, en la que J.R., de 32 años y nacionalidad sueca, se había gastado miles de euros en alcohol, sexo y drogas. En el momento de su detención presentaba una sintomatología alterada. Llegó el lunes en un vuelo procedente de Moscú con un amigo. Tenían un billete para irse a Madrid esa misma noche, pero cambiaron los planes y se quedaron de fiesta en Barcelona. Estuvo condenado en su país a tres años de prisión por violencia de género, tenía antecedentes por hurto, conducir sin carnet y tráfico de drogas. Pero no hay nada que apunte a un acto terrorista, porque todo fue desde entonces improvisado. En el momento de la detención llevaba encima 3.000 coronas suecas, unos 300 euros. La Policía le imputa los delitos de hurto, atentado contra la autoridad, conducción temeraria, lesiones, daños y tentativa de homicidio, porque estuvo a punto de atropellar a una joven.
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