La última imagen del conflicto es la de hombres armados tomando un buque de guerra ucraniano y obligando a rendirse a toda la tripulación. La situación recuerda a lo que ocurrió ayer en tierra cuando los prorrusos tomaron una base naval en Sebastopol. Hoy la situación es de calma muy tensa. No se han tomado más instalaciones por la fuerza pero los militares de las bases que siguen todavía bajo control de Ucrania tienen que decidir qué hacen. O juran lealtad a Rusia, o se marchan de Crimea. Para muchos crimeanos, la elección es fácil. No sólo están a favor de Rusia sino que hacen cola para obtener su nuevo pasaporte. En Ucrania, en cambio, las filas son de jóvenes para alistarse y llenar las 40.000 plazas nuevas para reforzar el Ejército. Un ejército en muy malas condiciones que no está en condiciones de ir a la guerra. Aún así estos días realiza maniobras junto a la frontera con Rusia.