Tras cuatro días de violencia, las calles de las diferentes ciudades de Reino Unido han vivido una relativa calma, ya que aunque no se han producido disturbios en masa como en las noches anteriores, han tenido lugar nuevos conflictos de corte racial. En Birmingham, un afrocaribeño de 32 años que ya ha sido detenido envistió a toda velocidad a un grupo de musulmanes que pretendían evitar los pillajes, lo que provocó el fallecimiento de tres jóvenes de 21, 30 y 31 años. Este homicidio ha introducido una nueva variante en la ola de disturbios; el temor a un enfrentamiento racial entre negros y musulmanes. El gobierno británico por su parte ha logrado de momento contener la situación, aunque su primer ministro, David Cameron, reconoce que algo no funciona en la sociedad británica, falta de "valores éticos y morales".Por su parte la justicia no da a basto, 1.200 personas han sido ya detenidas y los tres tribunales de Londres han trabajado toda la noche para hacer frente a la avalancha de vándalos.