Francia está conmocionada. La muerte del joven estudiante de ciencias políticias y activista de izquierdas, Clement Meric, ha sido el último mazazo asestado a una sociedad en tensión por la recesión económica y el aumento del paro. Por si el descontento fuera poco, las masivas manifestaciones a favor y en contra de la ley del matrimonio homosexual, aprobado recientemente en Francia, han envalentonado a los grupos de ultraderecha que han multiplicado los actos de violencia no sólo en París. En las últimas horas también en Lyon, Toulouse y Poitiers. Desde el Frente Nacional niegan la responsabilidad de sus seguidores en la muerte de Clement. Desde el gobierno francés se señala a determinados discursos políticos, que hay que disolver, la responsabilidad final. Confusión de versiones sobre quién atacó a quién primero, pero lo cierto es que Clement ha muerto y hay siete detenidos, cabezas rapadas que visten con distintivos nazis, miembros del grupo extremista Juventudes Nacionalistas Revolucionarias. Entre ellos, un joven de nacionalidad española de 19 años habría sido el autor material de la muerte del activista francés, que fue agredido brutalmente en la madrugada del jueves en París y en cuya memoria muchos jóvenes han vuelto a salir a las calles.