Vivieron momentos de auténtico pánico. Para este vecino de Portonovo: el mismo que se vivió en el Titanic. Un golpe fuerte, objetos por el suelo y relativa calma. Luego la inclinación del barco hizo el resto. Carlos viajaba sólo. Pudo recuperar su cámara para inmortalizar los momentos de máxima tensión. Fue el personal de servicio quien le ayudó a escapar. Su lancha se estropeó y cinco personas saltaron al mar. Él entre ellos. A pesar de la experiencia volverá a un crucero porque, asegura, es difícil que esto mismo vuelva a pasar.