Francois Hollande sabe lo que vende. Vende tranquilidad y cercanía con los franceses. Y el día en el que se juega su futuro, el líder socialista quiere escenificarlo. Hollande llega al colegio electoral y no habla con los medios. Habla con los ciudadanos. Dedica más de diez minutos a saludarles y a besarles,  poniendo en práctica la política de empatía en la que ha basado su mensaje. Hollande asegura que sabe cómo los franceses sufren con la crisis y les promete frenar el ajuste y poner en marcha políticas de estímulo el crecimiento. Con ese compromiso espera hacer historia y convertirse en el primer presidente socialista de Francia en  diecisiete años. Los últimos sondeos apuntan a que lo conseguirá. Si se confirma ese resultado, Nicolas Sarkozy, también hará historia, muy a su pesar. El líder conservador sería el primer presidente en 30 años que no consigue la reelección.