Los trabajadores de una fábrica de hielo no son consciente del calor con el que azota la península esta nueva ola de aire africano. Hasta 50 grados de diferencia entre el exterior y sus almacenes, estas industrias se convierten en la cruz de la moneda ante las máximas infernales que estamos soportando.Otro de las profesiones más llevaderas ante estas sofocantes temperaturas es la de socorrista. Siempre protegido con sombrillas, sombrero y gafas de sol y con la piscina o el mar al lado, el termómetro no supone ninguna amenaza.Son profesiones al frío ante uno de los veranos más calorosos que recordamos.