Cuanto más se investiga sobre el caso de la familia Lee, los taiwaneses que vivían aparentemente tranquilos en San Martín de Valdeiglesias, aparecen más interrogantes. Los policías que destaparon el misterio han contado cómo la madre y los tres niños tenían en el salón los cadáveres del padre y de otros dos hijos pequeños. La última vez que vieron en el pueblo a la señora Lee y a su hija mayor fueron al supermercado. Aunque iban muy sucias, llevaban mucho dinero, según la cajera. La niña aseguró a los agentes que su padre era portador de un virus muy contagioso.