Día 1 desde la llegada del presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, a la embajada. El agotamiento hace mella en las más de 400 personas que le acompañan. Una masificación que ha acabado con todos los víveres en tan sólo unas horas y que ha obligado a abandonar el edificio a casi la mitad de los ocupantes. Fuera espera la bebida, que escasea en la legación diplomática, y las fuerzas de seguridad, que ayer dispersaban a la multitud y que amenazan con detener al derrocado presidente. Para el Gobierno de facto de Roberto Micheletti, es impensable restituir al depuesto Manuel Zelaya. Aunque admite la posibilidad de dialogar con él, Micheletti sí respeta las elecciones generales del 29 de noviembre. Un puente para un frágil entendimiento que no se corresponde con la realidad en las calles. Decenas de personas se han saltado esta madrugada el toque de queda. Los disturbios se saldan de momento con una veintena de heridos y más de 150 arrestados, entre ellos un español.