Suele afectar a los cachorros, que ingieren las heces por curiosidad. Tranquilos, el “vicio" se les pasa con la edad. También puede darse en perros que siguen dietas de adelgazamiento muy estrictas. Y en canes que no están bien alimentados. El ejercicio insuficiente favorece la ingestión de las propias heces. Ciertas enfermedades gastrointestinales dan lugar a heces con mayor cantidad de ingredientes no digeridos. Estas heces podrían ser “suficientemente apetitosas” para su ingestión. Es normal que las hembras que han dado a luz ingieran las heces de los cachorros.