Felipe VI El Preparao despreciado por Macron y arreciado de frío en Davos

Sir Peter Lily 2018-02-08

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SUFRIRÁ EL ROYAL DE FRÍOS A FUER DE CATOLICÓN PARA CONJURAR EL ENFRIAMIENTO DE LA REAL CORONA, DOQUIERA TERRENOS QUE VISITARE.

ARREBOLES EN TANTO AL SOL: SIGNO DE SERENIDAD
CALORES ELEVADOS EN TANTO AL SOL: DE ABRASAMIENTO
AIRES BAJADOS EN TANTO A LA LUNA: DE FRIALDAD
NIEBLAS ALZADAS EN TANTO A LA LUNA: DE LLUVIA
NUBES AGUOSAS Y ESPESAS: DE SUFRIDOS LAGRIMONES.

Mil glosas cabrían para combatir el frío de la monarquía y para remediar los accidentes que la melancolía causa, a base de sabios consejos, evacuando así el humor melancólico y criando sangre loable en pos del esplendor de la Real Institución, yendo de lo caliente templado a la declinación de lo húmedo. Mucho recogimiento en comidas morígeras, claras aguas en el beber, ni queso ensalmuerado ni berza rotunda sino viandas de buen seso como capones o gallina y peces de rio, buenos aires propios de sitios deleitosos, así huertos como alamedas y paseos al rumor de las fuentes y de la pajaresca alevosa de las campiñas, en fin recreaciones honestas y apaciguamiento de ánimos, aún al auxilio del caldo infuso de la palomina de borrajas y de la achicoria, como el mejor catolicón del reino, pues no se cura la melancolía solo con buenos consejos de sabios. De muy antiguo es la sentencia según la cuál el viento que sopla del Cierzo desbarata los nublados, y el que sopla del Ábrego los concilia, pues que no se duda y se acata como cierto y verdad.

Vemos en la videola que presentamos a la grande instancia de nuestra poco pigre audiencia, que dejando de ir de teólogo en teólogo y de confesor en confesor, acude a Nos prestataria de su alma, al funcionario royal Felipe El Preparao, pasando tanto frío como calamidad pasaba Carracuca, al ser enviado como cuentista a la localidad suiza de Davos, bajo el engaño de que con su presencia, gestos y meneos, se cree que obra de persuadimiento en todas las almas del reino solo porque de imaginaciones, supuesta la ausencia del funcionario royal, se regocijara de daño y de pecadía Satán en el populacho todo, placer que el Ángel Caído habrá de recibir por contra de la mayor tristeza para nuestra propia culpa en creerlo así, como flacas y abatidas criaturas en un piélago de melancolía, enajenados a la suerte de los locos en las casas de orates, cuando no atormentados y parados en triste andando en desmemoria con mil cosas y enredos a la caza de duendecillos que no son más que moscas dichas cojoneras. Sea así como así sea: vale.

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