Las exportaciones chinas retrocedieron por segundo año consecutivo en 2016 y las perspectivas para 2017 no se presentan mucho mejor. Así se manifestó la Admininistración General de Aduanas, que reveló que el año pasado la exportaciones del país cayeron un 7,7 por ciento. En 2015, ya habían bajado un 2,8. Aunque hay que remontarse a 2009, en plena crisis financiera, para registrar un descenso mucho mayor: un dieciséis por ciento.
La disminución en 2016 se atribuye a la morosidad en la demanda mundial. Pero, en el horizonte, asoma una amenaza más importante con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y una posible guerra comercial por los anuncios de Trump en campaña de subir los aranceles a las importaciones chinas.
“Deseamos que China y Estados Unidos, como las dos mayores economías que son, promuevan un mayor desarrollo en coperación comercial”, declaró el portavoz de las Aduanas chinas, Huang Songping. “Observaremos atentamente la política estadounidense en comercio exterior tras la toma de posesión de Trump”.
Antes de ser elegido, Trump acusó a China de prácticas comerciales injustas al considerar que devalúa artificialmente su moneda. Simultáneamente, el presidente en funciones Barack Obama presentó el jueves una nueva queja ante la Organización Mundial de Comercio por los subsidios chinos a la producción de aluminio.