Para muchas familias de Mosul el último día del año será el de la huida.
Apenas con lo puesto, huyen por decenas de los sangrientos combates que el ejército y los yihadistas del grupo Estado Islámico están manteniendo en el este de la ciudad iraquí.

Según la ONU, más de 115.000 civiles han salido ya de la ciudad, en la que aún hay un millón y medio de personas, muchas de ellas atrapadas entre dos fuegos y sufriendo todo tipo de carencias.

La familia de Amer Mahmoud se ha refugiado en una casa vacía de otro barrio de la ciudad, después de tener que salir huyendo de su hogar en llamas. “Vivíamos en Tahrir, pero comenzaron los combates y nos vinimos aquí, a Kukjali. Solo pudimos recoger algo de ropa”, se lamenta. Se han quedado sin nada y dependen del agua y los alimentos que les suministran las fuerzas iraquíes.

El jueves pasado, las tropas iraquíes lanzaron una ofensiva sobre los barrios del este de Mosul, principal feudo en Irak del grupo Estado Islámico, pero antes destruyeron todos los puentes sobre el río Tigris para evitar que los yihadistas pudieran recibir refuerzos. La población de estos distritos malvive sin apenas agua ni comida y sufriendo continuos cortes de suministro eléctrico.