Ya no es Donald Trump. Es algo más. Trump lo que hizo fue levantar la ámpula, para que el líquido del descontento se comenzara a regar.
Así está pasando. Quizá ya no importe si Trump es xenófobo o no, si es una estrategia o no su racismo, lo que importa es lo que pasa en las calles.
Lo que pasa es lo siguiente. Como si habláramos de Yemen, grupos armados inconformes con el Gobierno, movimientos populares, milicias bien armadas dentro de EE.UU. (esto ya es muy grave), amenazan con atacar Washington - o lo que sea-, amenazan con hacer una revolución (esto es lo más grave), si Hillary Clinton gana las elecciones, porque ellos creen que si ella gana es por fraude electoral.
New York Times, The Independent, Reuters, publican extensos reportajes de cómo estos paramilitares se entrenan en los bosques del estado de Georgia. Con AR-15, con pistolas de verdad, exclusivas del Ejército de EE.UU., con toda la tecnología y sobre todo, lo más importante, con la creencia de que ellos salvarán al EE.UU. que quieren, eso es lo más grave, su pensamiento.
"América ha sido robada por los liberales, por los inmigrantes y la política. América es donde se enseña el cristianismo en las escuelas, donde el aborto es ilegal y donde los inmigrantes sólo son de Europa, no de más lejos, no de las tierras musulmanas", publica el New York Times en la entrevista que le hace a Chris Hill, uno miliciano de 42 años y que refleja el pensamiento de esos paramilitares, un pensamiento totalmente al estilo Ku-Klux-Klan (KKK), racista y xenófobo que justo le abrió las puertas el de Trump, quien odia a los migrantes mexicanos, a los musulmanes, a los latinos y que quiere poner un muro en la frontera con México para que nadie pase.
Estas milicias dentro de EE.UU. están conformadas por exmilitares, exmarines, expolicías o ciudadanos comunes que defienden lo que ellos creen, patriotismo, y que argumentan estar dispuestos a dar su vida por regresar al EE.UU. de supremacía blanca. Se acogen a la primera y segunda enmienda de la Constitución de EE.UU. que les da la libertad de usar armas y de alzarse en contra del Gobierno, y dicen que esa libertad es la que está en duda si gana Clinton.
Estan en contra de la pluralidad, y acusan incluso al millonario George Soros que ha apoyado la supuesta multiculturalidad para destruir el orden americano. En declaraciones al New York Times, aseguran que hay por lo menos 276 grupos armados activos en EE.UU., listos. "Si la gente decide no sufrir más la injusticia, tomaré las armas en contra de Washington, D.C." afirma enojado uno de esos milicianos.
Esto más a parte los escándalos contra Clinton han provocado un cierre de campañas único en la historia. Parece un experimento de conducta humana. El Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) abre otra investigación contra la irresponsabilidad de Hillary Clinton, y Wikileaks revela que los mismos que financiaron al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), son los mismos que financiaron la Fundación Clinton, cuando ella era la secretaria de Estado.
Estos escándalos han golpeado la ventaja Clinton y según Real Clear Polítics, el promedio de las encuestadoras más importantes pone a Clinton con 46.6 % y a Trump con 44.8 % de posibilidades de ganar la Casa Blanca. Hay otra teoría que dice que no importa, que en EE.UU. hay un gobierno permanente que es quien en realidad manda, sea una mujer, un negro o un payaso el que sea el inquilino de la silla presidencial.
En Detrás de la Razón nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.